La autoevaluación es un proceso mediante el cual, se ponderan nuestras cualidades bajo la mirada crítica de uno mismo. De igual forma, se puede decir que consiste en identificar las fortalezas y áreas de oportunidad, que se tiene en el desempeño de alguna situación o tarea.

Por fortalezas se entiende los aspectos positivos que resaltan en el desempeño de la persona. Por otro lado, las áreas de oportunidad hacen referencia a los puntos débiles que debe mejor la persona. De alguna manera el resultado de nuestra autoevaluación, es una medida de nuestras capacidades.

Autoevaluarnos requiere un ejercicio de introspección y de sinceridad con uno mismo, si realmente se está comprometido con el proceso. El estado mental que exige una autoevaluación es de atención y contemplación para poder reflexionar sobre los propios recursos. Se requiere la apertura tanto mental como emocional para aceptar el resultado de la valoración que lleva consigo una carga afectiva muy fuerte.

El proceso activo de la autoevaluación coloca a las personas en una situación amenazante, o incluso de recelo, por el miedo que conlleva descubrir verdades que perturben la propia integridad, ya que estamos condicionados a temer a las sensaciones dolorosas o de agravio. Es por eso que, la autoevaluación se debe de asumir como la actitud que estimula una mejora personal y continua, donde la persona viva el proceso como algo que la renueva y libera su potencial.

Los profesionales que acompañan en este tipo de procesos, deben ser especialmente cuidadosos para que la persona pueda ponderar sus recursos lo más claro y preciso posible y que por el contrario no incurra en alguna psicotrampa como puede ser el autoengaño.

Existen diversas formas de adentrarnos en la autoevaluación, pero la que ha resultado ser muy eficiente en el proceso, es la meditación. Durante la práctica meditativa nos tranquilizamos y sosegamos la mente, de tal manera que se va volviendo más receptiva y flexible. Así pues, induce a la persona a reconocerse y comprender que hay aspectos que tenemos que afrontar, en función de alcanzar objetivos y metas propuestas.

Algunas personas se sienten frustradas porque están evaluando su proceso por su mundo exterior y aún no ven reflejado en éste el esfuerzo y la transformación, sin tener en cuenta que una planta primero echa raíces y un bebé  tarda 9 meses en gestarse. Por lo tanto, debemos empezar a autoevaluarnos por las emociones y la estabilidad interna, después en nuestro mundo exterior se reflejará, pero no existe una formula exacta y que cada proceso es único.

Finalmente no existe la forma correcta de autoevaluarnos, porque siempre podemos mejorar en el proceso e ir valorando nuestros logros.

Este artículo forma parte del Ebook 17 PILDORAS DE AUTOESTIMA.

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