Hace tiempo ya que me pidieron que escribiera sobre este tema y aunque no había encontrado el momento, pero aquí está.

Antes de entrar en materia y para las que no saben en qué consiste la Ley del Espejo, os la puedo definir fácilmente como la elección inconsciente de personas con “asuntos” similares a los nuestros, elección por identificación, para llevarnos a situaciones en las que poder vernos a nosotros mismos y cuya finalidad es evolucionar. Es decir, es una proyección en otros de lo que necesita ser trabajado.

Las palabras son códigos que nos ayudan a interpretar y relacionar unos conceptos con otros y conectar puntos claves en torno  a una palabra concreta. En el caso de las infidelidades las palabras relacionadas a nivel de causa podría ser falsedad, deshonestidad, mentira…pero vamos a tomar como código clave en esta ocasión la palabra ENGAÑO.

Tanto si has sido infiel en alguna ocasión como si has sido la parte engañada tendrás que buscar la palabra clave, engaño, en un contexto más amplio. Es decir, la infidelidad es probablemente una de las maneras más contundentes de mentir a tu pareja, pero lo que subyace es un engaño más profundo, primero a uno mismo y en consecuencia a la pareja. Pero que no te quepa la menor duda que el engaño siempre empieza por uno mismo.

Para poneros un ejemplo bastante sencillo se puede decir que una persona que es infiel, probablemente se esté engañando a sí mismo en cuanto a sus verdaderos deseos, sus sentimientos o su nivel de compromiso con la otra persona o consigo mismo. No es nada extraño, las personas tenemos muchísima habilidad para el autoengaño.

Para la persona engañada también se aplica aunque es más complejo, pues se siente dañada y es probable que adopte el rol de víctima, lo cual complica la aceptación de la cuota de responsabilidad y la “auto-revisión”.

La persona engañada debe formularse dos preguntas fundamentales:

 

 

A veces no es sencillo detectarlo pero ahí está; el engaño, la mentira, la deslealtad o la deshonestidad de manera bilateral.

Realizar este cuestionamiento no tiene una finalidad de cara a la relación, pero sí de toma de consciencia en cuanto a una realidad creada por las dos partes. Aceptar la cuota de responsabilidad que nos toca en lugar de echar la culpa total a la otra persona nos hará crecer y sacar algo positivo de una situación a priori negativa.

Es probable que el juicio social sobre las infidelidades y sobre cómo deben ser las parejas condicionen la relación más allá de los sentimientos.

Tanto si estás en una cara de la moneda como en la otra, toma nota de las siguientes recomendaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es imposible ser honesto con los demás si no lo somos con nosotros mismos y será proyectado en otros para ser visto y transformado.

Es difícil cuando se ponen sobre la mesa emociones intensas pero ser objetivos y sobre todo evitar el juicio será clave para minimizar la herida o sanarla rápidamente.

Inma Brea