En la actualidad, y en concreto en nuestra sociedad, la resiliencia es una de las cualidades más necesarias para superar los obstáculos y las trampas que la vida nos pone.
Resiliencia es la capacidad que tenemos los seres humanos para afrontar y sobreponernos a las tragedias o problemas que nos causan dolor emocional, así como una fuerte situación de estrés.
Una crisis, a nivel humano o económico, puede ser un desencadenante de desarrollo y crecimiento personal. Igual que los músculos del cuerpo se fortalecen cuando los ejercitamos con una mayor intensidad, nuestro cerebro, gracias a su plasticidad neuronal, puede aumentar sus capacidades intelectuales a través del aprendizaje.
Las consecuencias de una crisis emocional, como pueden ser el cansancio, la tristeza o la rabia, puede causar en nosotros una reacción. Esta reacción puede ser el estímulo que desate una energía extra para sobrellevar y superar una situación de depresión o síndrome de burnout.
Las personas con una alta capacidad de resiliencia comparten ciertas características que se convierten en los pilares de esta cualidad.
Entonces…
¿COMO PODEMOS SER MÁS RESILIENTES?
- Tener un propósito en la vida, motivación.
Todos necesitamos un «PARA QUÉ» levantarnos cada mañana. Puede ser profesional, familiar o transcendental. Si tus «para qué» no son suficientes debes buscar ayuda, en tu entorno o en profesionales, pues es primordial para mantener la motivación necesaria.
- Aceptar la realidad.
A veces simplemente no queremos aceptar que las cosas son de una determinada manera. Haz una lista de aquellas cosas y/o situaciones que dependen de ti y las aquellas que no.
- Tomar acción.
Entiendo que para tomar acción hay que sentir «motiv-acción», pero lo que es adentro es afuera y si nos esforzamos por ello podemos encontrar la motivación adecuada para continuar; a veces donde y cuando menos lo esperemos.
- adaptación.
Una vez que has aceptado que hay situaciones que no dependen de ti, simplemente deja ir aquello que menos te gusta y adáptate a las circunstancias.
- busca ayuda.
Que duda cabe que con ayuda es todo más fácil. Sin embargo, por vergüenza o por no sentirnos vulnerables nos resistimos a ello. No somos islas y todos necesitamos ayuda y compartir.
- actitud positiva.
La actitud positiva es alimento saludable para nuestro cerebro. La mente se alimenta de pensamientos y eso afecta directamente a la activación de neurotransmisores de los cuales depende tu estado anímico. ¡Tómate esto muy en serio!
- confianza en ti mismo,
El valor personal, la autoestima y la confianza son las claves del crecimiento personal. Si confías el resultado tarde o temprano será óptimo.
El gran enemigo de la resiliencia es el victimismo.
Debemos afrontar que los acontecimientos negativos forman parte de la vida y aceptarlos en la medida de lo posible. Al tener pensamientos y visiones negativas nos estamos victimizando, lo que nos lleva a buscar un consuelo momentáneo. El victimismo, lejos de favorecer un cambio, a menudo nos genera un sentimiento de impotencia, incluso de inferioridad.
La resiliencia es el arte de navegar en los torrentes; es el arte de metamorfosear el dolor para darle sentido; es la capacidad de ser feliz incluso cuando tienes heridas en el alma. Si no eres feliz, no puedes darle felicidad a nadie.
Solo nosotros podemos elegir hasta que punto deseamos seguir sufriendo, y adoptar una actitud de responsabilidad sobre nuestros sentimientos y pensamientos. Solo el que toma las riendas de su destino y es conocedor de su fuerza, es capaz de forjarse su propia felicidad.